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INTERCAMBIANDO ROLES: EL ALUMNO PROFESOR

Los profesores somos conscientes que aprendemos con nuestros estudiantes. William Glasser, reconocido psiquiatra norteamericano, que aplicó sus conclusiones a la mejora del proceso de aprendizaje; propone un esquema en su Pirámide de Aprendizaje, en el cual indica que recordamos un 10% de lo que leemos frente a un 95% de lo que enseñamos, por ello; que el alumno aprenda enseñando y ayudando a sus compañeros, es una estrategia efectiva en el aula.

“Teoría de Conjuntos” era la unidad que estábamos desarrollando esa semana del tercer bimestre con los alumnos de S2, ya se había tratado la parte teórica en clases previas, teníamos como reto la aplicación de lo estudiado en la resolución de problemas reales. Si bien es cierto, ya manejaban temas como: notación de conjuntos, operaciones con conjuntos, diagramas de Venn Euler; y en unidades anteriores: planteo y solución de ecuaciones lineales; varios alumnos tenían dudas específicas que hubiesen tomado más de un periodo de clase, debatir y aclarar. En un intento por agrupar alumnos con habilidades similares y aclarar dudas en el menor tiempo posible, pedí a los alumnos ser profesores por 1 día. Fueron 5, entre voluntarios y escogidos, los demás alumnos formaron grupos por afinidad y con similares aptitudes para el aprendizaje, a cada grupo se le asignó un alumno profesor. Lo que al inicio se vislumbraba como una actividad sencilla para los estudiantes, se tornó un interesante debate de opiniones, estrategias de solución de problemas, preguntas y repreguntas. Observé con agrado, el gran interés y madurez que los alumnos profesores mostraron al explicar y aclarar dudas en sus grupos. El éxito de esta actividad, fue la participación activa y responsable de todos los alumnos, ellos tienen la capacidad para plantear diversas estrategias de solución ya que tienen diferentes niveles de razonamiento lógico matemático, lo cual enriquece el proceso de enseñanza aprendizaje.

Al término de la sesión de clase, reflexionaron sobre la actividad; la mayoría de los estudiantes calificó la actividad como enriquecedora, pues aprendieron nuevas estrategias de sus compañeros, sobre todo al realizar operaciones con conjuntos, además se sintieron bastante cómodos al hacer preguntas, todos aportaron de manera colaborativa en cada grupo y, aquellos que fueron profesores, entendieron que enseñar no es fácil, requiere de mucha paciencia y conocimiento profundo del tema tratado, además recibieron una valoración positiva de sus pares, lo cual ayudó a incrementar su autoestima.

Actividades similares, pueden ser adaptadas a diferentes grados y cursos, su riqueza radica en la variedad de aportes que puede hacer cada estudiante, ya sea en su condición de docente o de alumno. Una de las sugerencias recibidas, que definitivamente tomaré en cuenta, fue dar oportunidad a otros estudiantes a asumir el rol de docentes; lo cual evidencia el alto nivel de motivación y compromiso con la actividad. Creo que pude haber incluido una rúbrica sencilla para evaluar la actividad, en este caso la coevaluación hubiese funcionado muy bien (evaluación entre pares). Cuando ellos toman la iniciativa, aprendemos todos, formando personas autónomas, críticas, seguras de sí mismas y emprendedoras. Aquí sus reflexiones:

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